Este blog está especialmente pensado para los
alumnos de la asignatura Piano como 2º instrumento,
que se imparte en el Conservatorio Profesional de Música de Oviedo. Pero también, por supuesto, para cualquiera que disfrute de la música clásica y, en
particular, de la de piano.
viernes, 22 de febrero de 2013
Rachmaninoff Op. 3 No. 2 In C Sharp Minor
Esta semana ya sabéis que toca Rachmaninov, un compositor del siglo XX con mentalidad Romántica. La obra es el Preludio Op. 3, nº 2, y el pianista Emil Gilels.
En esta fantástica pieza de Rachmaninoff se aprecia claramente que aún siendo un compositor del siglo XX no se deja influenciar por las diversas corrientes musicales que surgen, sino que se basa en el romanticismo siguiendp sus características principales para la composición de sus obras. Es una obra repleta de acordes complejos y muy densos que abarcan muchas notas, pero sin perder la sobriedad el estilo, también mezcla dinámicas contrastantes, al igual que velocidades. Rachmaninoff fue una figura importante tanto en composición como en interpretación debido a su virtuosismo.
Impresionante cómo va destacando las notas en los acordes tan característicos de Rachmaninoff con tantas notas (Gilels, otro con manos enooooormes). Me gusta mucho como interpreta la primera parte de la obra, le da un estilo muy misterioso, con los rubatos justos. En el cambio de tempo empieza a hacer un crescendo continuo mientras no se olvida de destacar la melodía, ahora incluso más difícil porque se entremezclan tresillos de por medio. Quizás la parte más espectacular de la obra llega al final de este crescendo, con una parte muy virtuosa de acordes. Tenéis que echar un ojo a la partitura para que veáis cómo está escrita la parte del final. Gilels realmente toca todo lo que viene escrito (sforzandos con 4 f, tres f pesante y luego tres p para el final).
En esta obra creciente, podemos apreciar el estilo de composición de Rachmaninoff con armonías densas y suntuosas, así como melodías arrebatadas con gran sentimiento (que se transmite muy bien en esta interpretación de Gilels). En el crescendo no se pierde ni un momento la melodía, ni el acompañamiento, que se va haciendo más rápido, enrevesado y complicado. En el clímax, hasta la cadencia tras la subida y bajada del 2:30, podemos apreciar un virtuosismo, que combinado con la destreza de este pianista da como resultado estas obras de arte tan arrebatadas, pero al mismo tiempo tan limpias e interpretadas con buen criterio musical.
A mi parecer, Rachmaninov es el primer compositor que aprovecha todas las capacidades sonoras y expresivas del piano, esto, sin duda es debido a que era un gran pianista y conocía su instrumento a fondo. El recurso que caracteriza la música de Rachmaninov es el acorde, pues es un elemento propio del piano. Empleará acordes muy amplios y muy potentes, ya no será un mero recurso de acompañamiento, ahora el acorde funciona para crear melodía, claro ejemplo es el preludio que escuchamos. Ademas hay que añadir el gran virtuosismo, presente en la mayoria de sus obras, que unido al empleo del pedal consigue una enorme sonoridad pues permite que los armónicos de las notas graves suenen y produzcan un sonido redondo y envolvente. En cuanto a las interpretaciones de la musica del compositor ruso, a mi gusto destaca Helene Grimaud, una excelente pianista francesa. Enrique Otero Garcia
Lo que acabo de escuchar me parece una verdadera obra de arte. Sabía que Rachmaninov era un compositor cuyas obras se caracterizaban porque tenían mucha sonoridad y abundantes acordes, pero después de escuchar este preludio, me he dado cuenta de hasta que punto se le puede sacar partido al piano. Me ha gustado muchísimo el crescendo tan largo que hace hasta llegar a los acordes que hay entre el minuto 2:30 y el 3:15, donde muestra la máxima potencia del piano, usando una tesitura muy amplia. Todo esto unido, conlleva un gran nivel de dificultad, pero gracias a la magnífica interpretación de Gilels, parece que es muy fácil.
Grandísima obra. Se puede apreciar claramente cómo Rachmaninoff es fiel a su estilo romántico, encajado dentro de un siglo moderno y novedoso de la música, lleno de tantos estilos de características tan diferentes. Me ha parecido una obra que transmite mucho en su totalidad. Desde los profundos acordes bien marcados del principio, al momento culminante en el que inicia las escalas ascendentes que crean una tesitura amplísima, pasando por un final de nuevo pausado y cargado de expresividad. La armonía es muy compleja y se pueden encontrar abundantes disonancias, propias del Romanticismo, además de tonalidades menores y aspectos que incrementan la expresión de sentimientos en la obra. En cuanto al ritmo, es muy variado y da pie al virtuosismo, para el lucimiento del intérprete en el momento de las escalas tremendamente rápidas y llenas de notas agudas. Las dinámicas sin también muy variadas, ya que la obra pasa por pianísimos, fortísimos, mezzofortes, etc. En general, me ha gustado mucho, porque creo que realmente es una de esas composiciones que transmiten su esencia de verdad a los oyentes y ese es el objetivo de la música. Creo que la obra cumple ese objetivo con creces.
En esta fantástica pieza de Rachmaninoff se aprecia claramente que aún siendo un compositor del siglo XX no se deja influenciar por las diversas corrientes musicales que surgen, sino que se basa en el romanticismo siguiendp sus características principales para la composición de sus obras. Es una obra repleta de acordes complejos y muy densos que abarcan muchas notas, pero sin perder la sobriedad el estilo, también mezcla dinámicas contrastantes, al igual que velocidades. Rachmaninoff fue una figura importante tanto en composición como en interpretación debido a su virtuosismo.
ResponderEliminarImpresionante cómo va destacando las notas en los acordes tan característicos de Rachmaninoff con tantas notas (Gilels, otro con manos enooooormes). Me gusta mucho como interpreta la primera parte de la obra, le da un estilo muy misterioso, con los rubatos justos.
ResponderEliminarEn el cambio de tempo empieza a hacer un crescendo continuo mientras no se olvida de destacar la melodía, ahora incluso más difícil porque se entremezclan tresillos de por medio. Quizás la parte más espectacular de la obra llega al final de este crescendo, con una parte muy virtuosa de acordes. Tenéis que echar un ojo a la partitura para que veáis cómo está escrita la parte del final. Gilels realmente toca todo lo que viene escrito (sforzandos con 4 f, tres f pesante y luego tres p para el final).
En esta obra creciente, podemos apreciar el estilo de composición de Rachmaninoff con armonías densas y suntuosas, así como melodías arrebatadas con gran sentimiento (que se transmite muy bien en esta interpretación de Gilels).
ResponderEliminarEn el crescendo no se pierde ni un momento la melodía, ni el acompañamiento, que se va haciendo más rápido, enrevesado y complicado.
En el clímax, hasta la cadencia tras la subida y bajada del 2:30, podemos apreciar un virtuosismo, que combinado con la destreza de este pianista da como resultado estas obras de arte tan arrebatadas, pero al mismo tiempo tan limpias e interpretadas con buen criterio musical.
A mi parecer, Rachmaninov es el primer compositor que aprovecha todas las capacidades sonoras y expresivas del piano, esto, sin duda es debido a que era un gran pianista y conocía su instrumento a fondo.
ResponderEliminarEl recurso que caracteriza la música de Rachmaninov es el acorde, pues es un elemento propio del piano. Empleará acordes muy amplios y muy potentes, ya no será un mero recurso de acompañamiento, ahora el acorde funciona para crear melodía, claro ejemplo es el preludio que escuchamos.
Ademas hay que añadir el gran virtuosismo, presente en la mayoria de sus obras, que unido al empleo del pedal consigue una enorme sonoridad pues permite que los armónicos de las notas graves suenen y produzcan un sonido redondo y envolvente.
En cuanto a las interpretaciones de la musica del compositor ruso, a mi gusto destaca Helene Grimaud, una excelente pianista francesa.
Enrique Otero Garcia
Lo que acabo de escuchar me parece una verdadera obra de arte.
ResponderEliminarSabía que Rachmaninov era un compositor cuyas obras se caracterizaban porque tenían mucha sonoridad y abundantes acordes, pero después de escuchar este preludio, me he dado cuenta de hasta que punto se le puede sacar partido al piano.
Me ha gustado muchísimo el crescendo tan largo que hace hasta llegar a los acordes que hay entre el minuto 2:30 y el 3:15, donde muestra la máxima potencia del piano, usando una tesitura muy amplia.
Todo esto unido, conlleva un gran nivel de dificultad, pero gracias a la magnífica interpretación de Gilels, parece que es muy fácil.
Grandísima obra. Se puede apreciar claramente cómo Rachmaninoff es fiel a su estilo romántico, encajado dentro de un siglo moderno y novedoso de la música, lleno de tantos estilos de características tan diferentes. Me ha parecido una obra que transmite mucho en su totalidad. Desde los profundos acordes bien marcados del principio, al momento culminante en el que inicia las escalas ascendentes que crean una tesitura amplísima, pasando por un final de nuevo pausado y cargado de expresividad. La armonía es muy compleja y se pueden encontrar abundantes disonancias, propias del Romanticismo, además de tonalidades menores y aspectos que incrementan la expresión de sentimientos en la obra. En cuanto al ritmo, es muy variado y da pie al virtuosismo, para el lucimiento del intérprete en el momento de las escalas tremendamente rápidas y llenas de notas agudas. Las dinámicas sin también muy variadas, ya que la obra pasa por pianísimos, fortísimos, mezzofortes, etc. En general, me ha gustado mucho, porque creo que realmente es una de esas composiciones que transmiten su esencia de verdad a los oyentes y ese es el objetivo de la música. Creo que la obra cumple ese objetivo con creces.
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