Esta semana seguimos con Beethoven, pero en esta ocasión piano y orquesta. En concreto, el concierto nº 5 "Emperador". La versión no tiene desperdicio porque la orquesta es la Filarmónica de Viena dirigida por Leonard Bernstein (ni más ni menos) y el pianista es Krystian Zimerman. Este 2º movimiento es una auténtica maravilla, fijaos en la entrada del piano ¡es preciosa! Solo os pido un favor, que si no os gusta no me lo digáis, porque me podéis causar un trauma :(
Es broma ¿eh?, podéis decir lo que queráis (pero luego me financiáis el psicólogo, jeje)
Es uno de mis conciertos de pianos favoritos!! junto con el 27 de Mozart y el de Schumann en la menor...
ResponderEliminarLa versión que yo estoy acostumbrada a escuchar es también de la Filarmónica de Viena, pero dirigida por Karl Böhm y con Maurizio Pollini al piano. Aqui os dejo otra versión (la orquesta no sé cual es, pero el pianista sí es Maurizio Pollini)http://www.youtube.com/watch?v=_zlN1as67iY
Me encantan los tres movimientos y creo que Zimerman con su técnica perfecta, consigue una de las mejores interpretaciones que escuché.Es el último concierto para piano que escribió Beethoven y por eso, a lo mejor, es por lo que este segundo movimiento tiene tantas características románticas. Me parece increíble como con unas pocas notas, puede hacer tanta música. Vale que el mérito es de Beethoven en gran parte, pero el pianista también hace mucho y sin apenas inmutarse consigue transmitir todo lo que lleva la partitura. En general, me gusta mucho Zimerman porque creo que sus interpretaciones no tienen ni una gota de afectividad y toda su musicalidad y expresividad es sincera y natural.
Soy consciente, también, del romanticismo que encontramos en este movimiento, y en todo el concierto. Beethoven escribió esto de una forma muy personal, muy íntima. La sencillez armónica también es impresionante, porque transmite complejos sentimientos. El juego entre lo sencillo y a la vez redondo, completo es muy bonito.
ResponderEliminarAdemás, me encanta la gracia con la que Zimerman pulsa las teclas, es como si las acariciase,sólo eso es suficiente para que la belleza de la obra y de su propia aportación a ella deslumbren. La decisión de la primera mitad del minuto cuatro es un cambio de la obra, que termina con los brillantes trinos ascendentes que nos llevan al descenso y, vuelta a empezar la tranquilidad.
ResponderEliminarY los diálogos con las secciones de la orquesta y los acompañamientos, dulces, suaves... me parecen muy bonitos.
De las versiones que escuché creo que me quedo con esta de Zimerman porque su sonido es el más suave y dulce, es perfecto! ¿Cómo nos puden engañar así los grandes intérpretes como él con esos fortes tan pianissimos que tapan a la orquesta y se escuchan seguramente en las últimas filas de un auditorio? No conozco lo suficiente de piano para poder decir que este es uno de mis conciertos favoritos, pero sí que de lo que conozco este segundo mov. es de las cosas que más me gustan.
ResponderEliminarEstuve buscando un poco acerca de este concierto y encontré que lo compuso en 1809 (de ahí sus características ya románticas); que por entonces la sordera de Beethoven ya era tal que no lo pudo tocar en público así que lo estrenó su alumno Czerny; y que fue el concierto más largo y sinfónico escrito hasta entonces.
Y, refiriéndome a Beethoven, siempre se le retrata como un hombre rudo, antipático, huraño y similares, pero después de escuchar esto, me pregunto: ¿cómo puede alguien sentir tanto cariño y tanto amor?
Pd: Belén! el enlace que pusiste es a la versión que escuchas tu, con Karl Bohm y a Filarmónica de Viena jeje. Y, ¿te acuerdas de cuántas veces escuchamos este movimiento juntas? ;)
Este cncierto no lo conocía y me ha parecido precioso el 2º movimiento, con una parte orquestal maravillosa. Tendré que escuchar el resto del concierto y el resto de conciertos de Beethoven para piano que creo que no los conozco. A este segundo movimiento lo describiría con la palabra "dulzura". Me recuerda a la inocencia de un niño ante algunos aspectos de la vida.
ResponderEliminarY dejando este apartado filosófico, hablaré sobre la obra en sí. Se diferencian muy bien las partes de la obra. Es claramente un concierto romántico. El final fastidia un poco, porque se ve que va a dar el acorde final, pero lo corta justo ahí y acaba con la dominante. La interpretaciónde Zimerman me ha gustado mucho también. :-D
Ana, no es que quede cortado el movimiento en la grabación. Es que Beethoven enlaza en este Concierto el 2º movimiento con el 3º, de forma ininterrumpida.
ResponderEliminarAmaia, ya lo había puesto eso en mi comentario jaja y claro que me acuerdo. Estuvimos hablando Fátima y yo sobre lo equilibrado que está en la versión de Maurizio Polloni el paso del II movimiento al III, pero en esta de Zimerman me parece que también es muy natural.
ResponderEliminarSí Belén, me acuerdo. La verdad es que Zimerman y Pollini tienen interpretaciones de esta obra apasionantes. Si tuviera que elegir entre los interpretando este movimiento creo que no podría. Igual me gusta algo más Pollini porque sobre todo al final le da un carácter un poco más "ligero" que Zimerman, que toca con sosiego durante todo el movimiento, aunque no podría decirlo con certeza.
ResponderEliminarPara mi este es uno de los segundos movimientos más preciosos que existen y en el que se refleja la genialidad de Beethoven para unir de esa manera al solista con la orquesta; aunque claro, esto es también mérito de los intérpretes.
No voy a contradecir la opinión general de que Beethoven, sin duda, era un genio en muchos sentidos. Personalmente recuerdo haber escuchado el movimiento para algún exámen pero no es de los que más me gustan porque me resulta demasiado tranquilo y un poco redundante, pero es una cuestión de gustos desde luego. Prefiero las sinfonías, ya que son más enérgicas y, además, fue en ellas donde realmente innovó musicalmente. Igualmente, el concierto es muy bonito y la interpretación de Zimmerman es exquisita. Por otro lado, parece muy del gusto de Bernstein, sencillo, equilibrado, diáfano y cercano.
ResponderEliminar¡Qué activo está el blog esta semana! :O
ResponderEliminarNo os voy a llevar la contraria (aparte de que no puedo pagar el psicólogo a Belén que estoy ahorrando para el viaje a Viena jeje). Es un concierto precioso, pero es que además tocado por Zimerman va un paso más allá (también me gustó mucho la versión que puso Belén). Tengo que reconocer que lo que más me impresiona de Zimerman es la facilidad que tiene para hacer que todo parezca sencillo y natural cuando toca. ¿Os habéis fijado los trinos, que perfectos los hace? Luego lo intentas y te das cuenta de lo difícil que es...
Respecto a lo que dice Belén de que transmite todo sin apenas moverse, estoy totalmente de acuerdo. Supongo que esyo lo ha conseguido con la edad, porque en las grabaciones que hay de cuando era joven sí que se movía muchísimo y ponía gestos extraños al estilo Lang Lang. Con la edad ha conseguido transmitir más y de forma más natural.
PD: ¡cada vez tengo más ganar de ir a escucharlo este año!
Este movimiento, que seguramente es uno de los más conocidos de Beethoven y de este concierto más aún, a pesar de que estoy de acuerdo con lo que habéis dicho de su sencillez armónica, siempre me ha parecido increíble la tranquilidad y ternura que consigue transmitir conforme era Beethoven. Además, Zimerman realiza una interpretación de esas que no se pueden mejorar, con una delicadeza y esa naturalidad tan característica suya impresionantes. Otra de las cosas que más me gustan de este movimiento y del concierto en general es la introducción de la orquesta y sobre todo, hacia la parte central del movimiento, la interpretación que realiza Zimerman hasta llegar a un forte seguido de la contestación por parte de la orquesta, es irreal la sensibilidad que consigue Beethoven!
ResponderEliminarCreo que he llegado a la conclusión de que cuanto más sencilla aparenta ser una obra (al menos sencilla en cuanto a armonía, contrastes y alardes virtuosísticos), más compleja es la interpretación. Por mucho que este movimiento sea asequible de notas para un pianista medio (o eso aparenta, a simple vista y sin ver la partitura), el proporcionarle todo su alcance y tratarlo con la delicadeza y el tacto que exige requiere verdadera maestría y control del instrumento. Me parece increíblemente delicado y sutil, y la interpretación de Zimerman perfecta en su subordinación a la música en sí. Quiero decir con esto que consigue que los sonidos transmitan completamente el sentido y el significado de la obra; para mí, los gestos, aspavientos y respiraciones marcadas de los ejecutantes al tocar responden a un modo parte voluntario y parte involuntario de canalizar las emociones y los estados de ánimo que se pretenden transmitir. Cuando llegas al punto en el que puedes omitirlas sin que la música pierda nada de carácter es cuando tengo la sensación de que se entiende de verdad y se conecta con ella, con un resultado tan magnético como este.
ResponderEliminarLa orquesta, perfecta, y a mí personalmente Bernstein me encanta. De pequeña, un libro suyo, "El maestro invita a un concierto", era uno de mis favoritos.
PD. Perdón por ir a última hora Belén, intentaré corregirme!
Por fin una obra para piano y orquesta,una de las cosas que más me ha gustado es esto,siempre viene bien que una orquesta acompañe y cree mayor ambiente y mayor intensidad a una interpretación. Me ha llamado mucho la atención que no es una obra compleja es mas, es una movimiento sencillo pero a veces son estos las que mas nos entusiasman, en este caso para Zimerman no ha tenido que desplegar ninguna tipo de maravilla técnica ,ningún pasaje imposible ni nada por el estilo,sin embargo para nosotros, tocar eso de forma tan delicada sería imposible,esto es lo que me ha gustado de la obra, de que a pesar de no ser tan compleja como otras, su interpretación ha sido totalmente acorde con el sentido de la música
ResponderEliminarEncontré un vídeo en el que Zimerman toca los tres movimientos seguidos y se puede escuchar el paso entre el segundo movimiento y el tercero del que hablaban Fátima y Belén; me gustaron tanto el suyo como el de Pollini, pero sí es verdad, como dijo Fátima, que Pollini lo hace algo más ligero; y, aunque no se me llaga a hacer en ningún momento pesado nada de lo que toca Zimerman porque no hace una sola nota sin que esta exprese algo, sí tiraría más hacia delante en algunas partes. Aquí pongo el vídeo por si alguien lo quiere ver =): http://youtu.be/zYl6iI4l9gA
ResponderEliminarEs un concierto precioso, me encanta la interpretación de Zimerman,como lo toca con esa delicadeza que hace que parezca sencillo lo que toca, produciendo una sensación de tranquilidad. Otra de las cosas que más me ha gustado es el sentimiento y la naturalidad del pianista al interpretar la obra,y como ya ha dicho Sofía que parece que acaricie las teclas.
ResponderEliminarYa conocía la obra, pero esta interpretación es, de lejos, bastante mejor que la que había escuchado. Zimerman entiende perfectamente lo que pretende transmitir el autor y, sin ninguna dificultad ni pasajes difíciles consigue hacer una interpretación muy relajante, capaz de mantenerte relajado durante los 9 minutos sin perder ni un poco la atención. La verdad es que las obras para piano y orquesta me gustan mucho, en este caso ha sido perfecto el balance entre ellos y la orquesta ha estado magnífica creando ese ambiente lento y suave. También me gustaría destacar los movimientos de Zimerman al tocar, como algo separado del piano en los pasajes suaves y mas cerca en los algo mas fuertes, lo que lleva un poco mas allá la naturalidad y grande interpretación que realiza.
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